A pesar de que es una problemática vigente, que sigue afectando a niños y jóvenes, a nivel psicológico, emocional y físico, no se le está dando la atención que necesita, porque hemos sido educados por una generación que ha normalizado el maltrato, y no considera el bullying como un problema real, lo que le puede dejar secuelas negativas que suelen desencadenar en baja autoestima, ansiedad, replicar el maltrato o inclusive en sufrir depresión, esto tomado desde la experiencia personal y también de los datos brindados por psicólogos a nivel formal, cuando iba en el colegio fui vítima de bullying, cosa que notoriamente me afectaba pero de la cual no era consiente, o quizá no quería afrontar por el malestar que me producía, igual que le pasa a muchas personas que se vieron involucradas en ese tipo de experiencia, donde sin duda nos vemos condicionados en nuestro actuar en campos tan cotidianos como el de las relaciones interpersonales.

Manifestándose como un miedo aparentemente irracional o fuera de contexto, porque estas experiencias dejaron una marca que debe ser identificada, tratada y aceptada, porque es imposible borrarla, igual que con cualquier otra experiencia, ese tipo de sucesos simplemente no se olvidan, y más una problemática como esta que parece no tener fin